Desde mi ideal de despacho, como por ejemplo el de la foto, te invito a que hagas una lista divertida y llena de entusiasmo, tal como hice yo en ese lugar y que me ha dado numerosas vivencias espectaculares que ya están en mi mochila. Dedícate un poco de tiempo, merece bastante la pena si no lo has hecho todavía. Puedo asegurarte que en mayor o menor media suelen cumplirse. Eso sí, te confieso que casi nunca suceden los acontecimientos de esa lista como yo habría imaginado. Esa es la gracia de la vida. No deja de sorprenderte. Y que siga siempre así.
Tu lista debe contener todo aquello que te levanta el ánimo, lo que inunda tu corazón de vida, todo aquello que te expande el alma, por supuesto las viandas que te llenan el estómago, el conjunto de elementos o acciones que te despiertan sonrisas, del tipo que sea; lo que te invita a la aventura emocionante y/o disparatada, en definitiva, todo aquello que te hace feliz de verdad. Un indicador de que vas por el buen camino es que notas un pequeño cosquilleo en el estómago, una especie de sutil nerviosismo que tú notas que te inquieta para bien, como si niño o niña que llevamos dentro comenzara a ilusionarse con la posibilidad real de vivir esos entusiasmos.
Esta lista ha de tener una premisa fundamental: ha de estar relacionada con ser, con tu ser y estar, no con tener, no con cosas. Tu lista debe contener lo relacionado con tu persona y no con objetos o elementos materiales, porque estarías confundiéndote. Lo que aporta felicidad no tiene nada que ver con lo que alguien tiene o deja de tener, no tiene nada que ver con la posición social o con mi tipo de sueldo. Esa lista debe empezar por, aparte de a tu familia y tu círculo más cercano, las experiencias personales que te harían más feliz hacerlas por los demás, sin más, incluso a personas desconocidas, renunciando a cualquier beneficio particular. Abrirse al mundo. A la vida y los sentimientos agradables. Evitar, como dirían en Star Wars”, el lado oscuro de la fuerza, alejándose lo máximo posible para ir derechos y a la velocidad del sonido hacia el otro lado, que no es más que el amor, pintado en multitud de acuarelas y detalles.
Esa lista tuya incluye sueños no realizados, grandes y pequeños, acciones concretas fáciles o difíciles. Más cercanas en el tiempo o más lejanas en el futuro. Escríbelas punto a punto, lo más concreto posible. Aquello que alcanzas y consigues también. Y las vas tachando. Te darás cuenta de que cada vez la lista es más larga. Cuanto más mejor. Porque matemáticamente hace que se acerque más la posibilidad de que ocurran eventos que deseas. Y emocionalmente porque tu energía va encaminada hacia lo positivo, haciendo que tu mente cree oportunidades de vivir experiencias reales que te agradan, generando una corriente de intención y fuerza que contiene cosas buenas para ti. Cuanto más concretas sean redactadas, más fácil será que se cumplan. Si al lado de ellas les pones fotos recortadas de cualquier publicación, mejor. Es lo que alguna vez leí que llaman “mapa del tesoro”. Pones en una cartulina aquellas fotos que evocan o recuerdan que has conseguido objetivos. Hacerlo es divertido. Y con la familia más.
Al final puede que hayas construido una carta de tus riquezas, de tu patrimonio particular exclusivo, de tus bienes experienciales, de la fortuna objetiva para ti. Y ese será tu faro y tu guía. Pruébalo, es divertido y reconfortante. Si haces la lista en el ordenador, puedes ponerles música de fondo, imágenes, que te evoque olores, formas o colores, adornarlas de la manera en que te hagan sonreír. Esa es la clave. Se trata de focalizar la atención en aquello que me da la vida.
Tengo en mi pecho una enorme gratitud al saber que me lees, eso me da vida, y hace que lo transmita a través del proyecto despierta.
¿Qué incluye tu lista de sueños?
Gracias por tu original existencia y estar presente en este instante.
