Llegará un momento en que alguien cercano, o tú, contarás tu propia historia. Y será inspiradora para alguien. Te has ocupado de ti porque los demás ya están ocupados en lo suyo. Y lo has hecho bien. No porque yo lo crea, lo digo porque a la luz de cómo está el mundo, tu historia es digna de mencionar. Y desde luego que a lo largo de tu vida has llevado a cabo acciones, que vistas en perspectiva, resultan reveladoras.
Cómo has salido adelante. La manera de apañártelas, de esquivar los quiebros que la vida nos pone, el cariño y amor que has sido capaz de entregar incluso en tiempos de tormenta…. podría extenderme, pero captas la idea. Por todo ello me atrevo a decir que serás la inspiración para alguien más. Para empezar: para mí.
Recibo explicaciones de quienes recibís este blog, y no dejan de asombrarme los comentarios magistrales que me dais. Tú provocas en otras personas que estén incondicionalmente de tu lado. Eres un impulso de amor para el otro, una comunicación emocional verdadera, efectivamente empática. ¿Te lo habías planteado? Pues toma nota, que hay cosas que haces bien, te lo digo yo, que algo te conozco y tengo el orgullo de prodigar.
Construyes una sólida base de amistad. Lo admiro. Yo no puedo decir lo mismo, aun tengo grandes aprendizajes que hacer e incorporar a mi día a día. ¿Ves? Otra razón más para acreditar el artículo de hoy. Corrobora esa inspiración de la que te hablo. Eres un refugio, un pilar importante para otras almas. Y eso te acerca a la majestuosidad de tu esencia, de quien realmente eres. En algún caso me atrevería a decir que incluso como un ejemplo vivo. Lee el anterior post y verás.
¿Ya sabes a quien inspiras, TÚ?
Me entusiasma que estemos juntos en esto. Me pone contento saber que me acompañas ¡¡
Gracias por tu incentivo al estar ahí.
