¡ Que nos roban el presente ¡

Como lo lees: a ti y a mi nos están (intentando) robar nuestro presente. Descaradamente. La finalidad es aborregarnos para anular nuestra capacidad de juicio y así cada vez menos tomar tus propias decisiones. Es una de las trampas de esta “sociedad de bienestar”.

Catacumbas de París

Como lo lees: a ti y a mi nos están (intentando) robar nuestro presente. Descaradamente. La finalidad es aborregarnos para anular nuestra capacidad de juicio y así cada vez menos tomar tus propias decisiones. Es una de las trampas de esta sociedad de bienestar”.

Tu sufrimiento viene dado en base a lo que piensas. Esa insatisfacción sutil que captamos de fondo cuando vamos a solas en el coche. Eso que quizás ocultamos muy bien al resto del mundo, pero que a ti te rechina por dentro, como la alarma de un móvil que te has dejado en la chaqueta y la tienes colgada a unos metros, interrumpiéndote con estorbo.      

Ese sufrimiento se aloja dentro cuando lo que piensas respecto a una situación te provoca ese dolor. Pero esa situación es externa a ti. De hecho, no tiene nada, o casi nada, que ver contigo. No es el hecho en sí. Sufres porque juzgas esa situación. No sufres por lo que hay, que es, nada más. Es una información. La manera en que ves esa situación es lo que va a hacer que sufras o no. Hay algo claro: si juzgas, sufres. Entonces…..no juzgues y no habrá sufrimiento. El sufrimiento es porque te juzgas….a ti. Sí. Tomando como algo personal, para empezar, ese hecho externo, como un ataque u ofensa o cualesquiera otra razón que sirva de excusa. Esa situación ejerce de espejo, de lo que dentro de ti habita, está y es. Y esa situación solo lo refleja. Te avisa. Es un gran anuncio gigante con tubos led. La pregunta que toca hacerse es: qué me está mostrando, qué me está enseñando, donde está el aprendizaje.

Cuando conectas contigo, sientes paz. Medita. Da igual quien y qué crees, o a qué te dedicas. Es compatible y sanísimo. Esa paz viene dada, además, por muchas formas. Esa paz no es de esta dimensión. Porque si la etiqueto desde la mente, entonces sí que pertenecerá a esta dimensión. Y esa paz que sientes estando en conexión contigo, no puede ser explicada por la mente. Esa paz cohabita en modo armónico con tu esencia. Está en la dimensión de la conciencia y se siente desde el alma. Hay quien asevera que es dios. Otros energía universal. Otros el universo cuántico. Etc. Da igual la etiqueta. Tu mundo es un reflejo de tu estado de conciencia. Y el mundo en el que vivimos, igual.

La atención personal está en transformar mi conciencia. La mente quiere que el mundo cambie. No quiere que cambies tú. Si estás en el modo presente, en sintonía contigo, sin juicios, pues no hay ninguna pretensión de cambio externo a ti. No hace falta. No hay perspectiva. Y a esto se llega ampliando tu espectro consciente. Trabajar tu conciencia, tu acción en ti. Lo que verás va a ser lo que vaya en consonancia con tu nivel de conciencia. Está claro, ¿no?

¿Y en qué espacio temporal ocurre esto? Pues ahora. En el día de hoy y en este momento. No en el pasado, ni en el futuro. Ahora mismo. Y después, en el ahora mismo que viene a continuación. Y todo este circo social, esos “valores”, esos parámetros y modelos en lo que se asienta esta “sociedad de bienestar”, ocurren en el futuro o en el pasado. Se está  (intentando) alejar del presente de forma permanente. Entretener a la mente. A la de todos. Disfrazar la atención para llevarla a donde sea, menos al ahora. Falacias del sistema. El ego pervive en los espacios temporales que no son el presente. Y ahí nos quiere colocar esta estructura social. Evitar que seamos autónomos. Anular tu filosofía. La distracción es constante.

No hay más que ver este mundo de pantallas, cada vez más entrometido en tu día a día, propagado para apartarnos del ahora. Quiere favorecer ese piloto automático con el que funcionamos los humanos. Muchas películas hay de eso, seguro que te suena. El gobernante de turno te dice lo que debes de hacer y pensar. Evitar la reflexión, el autoconocimiento. Esta es la gran trampa del sistema.  Abstraernos para no crearte una opinión forjada en la información y el contraste propios. Evitar cotejar tu propia experiencia personal en aras de una mejor comprensión y educación. Los poderes te dirán que debes pensar y qué hacer. Te dirán qué valores son los que debes adoptar. Y suma y sigue. Es por lo que es más necesario que nunca ser consciente de ti, de quien eres, de tus propósitos.

Y tú, ¿Tienes a buen recaudo tu presente, crees que te lo roban?  

¡¡ Gracias por estar acompañándome ¡¡

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *