Silencio y paz interior

La neurociencia cada vez tiene más presente el intestino, que coloca en el mismo podio de los órganos importantes junto al cerebro. Ambos son esenciales en nuestro organismo para el equilibrio particular, la paz mental y el bienestar personal.

La neurociencia cada vez tiene más presente el intestino, que coloca en el mismo podio de los órganos importantes junto al cerebro. Ambos son esenciales en nuestro organismo para el equilibrio particular, la paz mental y el bienestar personal.

La meditación despierta el interés de las instituciones más prestigiosas del mundo a la vanguardia de la investigación, públicas y privadas, como por ejemplo la Universidad de Harvard, que creó un departamento de neurociencia de la meditación. Reúne a las tradiciones orientales sobre cómo practican la técnica de meditación. Estudian junto a esto la empatía, la aceptación, el altruismo, la compasión y valores semejantes incluidos al meditar.

En Europa, el Instituto Max Planck de Alemania, nº 1 mundial en investigación, estudia la influencia de la meditación en las personas. También, como paradigma, está la fundación Man & Life, donde está asociado el Dalai Lama, promueven la práctica de la meditación budista.

La ciencia estudia la meditación porque le interesan la atención, los procesos emocionales y el sentido del yo, quienes somos. Una de las conclusiones neuronales que se obtienen es en los mecanismos que actúan cuando se medita, resultando una gran diferencia antes y después de meditar en los resultados sobre la propia actividad cerebral. Cuando el cerebro está en modo divagación, algo que ocurre el 80 % de nuestro tiempo, se da un gran consumo sanguíneo y energético. Tras meditar, el consumo de energía se reduce a niveles considerables cuando el cerebro tiene una actividad casi nula, lo que conlleva beneficios en distintos órganos del cuerpo, lo que es sano para el organismo. Entonces se está en ese 20 % del tiempo. Es curioso que también, antes y después de meditar, cambia la configuración del intestino.

Cuando divagamos, vamos con el piloto automático, hay un rumiar mental inconsciente, los pensamientos van y vuelven sin control, la persona no interviene mentalmente, son procesos involuntarios, sin tomar decisiones de forma autónoma. Así pasamos casi todo nuestro tiempo diario. Se da lo que la neurociencia llama predisposición negativa del cerebro a salir de ese bucle. El cuerpo consume grandes cantidades de energía y la persona no es consciente de su yo, de su propia autoidentidad. Para salir de ese círculo, propone practicar meditación para aquietar las mentes y tomar las riendas de quien es la persona. Cuanta más calma mental de pensamientos se tiene, más beneficioso será para el organismo y el espíritu.

Las respuestas del yo nunca son iguales en una persona que se encuentra divagando que en una persona que está en modo atención y presente. La paz interior está relacionada directamente con el silencio mental. Y para ello, la práctica de la meditación es perfecta.

Y tú, ¿Cuánto silencio tienes?

P.D.: Te cuento que el Proyecto Despierta sigue su rumbo. ¡¡ El libro ya lo he terminado ¡¡ Han sido muchas, muchas horas dándole a las teclas, para que pasemos a la segunda fase, que es dirigirme a las editoriales. Y tú, mientras, acompañándome. Gracias por estar presente y darme fuerza con el Proyecto.

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