La mascarilla de la conciencia
«Nunca se ha destruido tanto ni tan rápido en cualquier ámbito. Las brechas sociales son cada vez más grandes»
La mascarilla de la conciencia: Aprendizajes
A poco esfuerzo que haga puedo darme cuenta, respecto a esta nueva situación mundial, que atravesamos un momento por el que todos obtenemos incuestionables y contundentes aprendizajes de vital importancia.
Porque de una forma elemental, los hechos son explicativos en sí mismos. Es incontestable la forma en la que el mundo nos está ofreciendo aprendizajes irrechazables. Más allá de cuestiones políticas, sociales y materiales.
La naturaleza, o vida, energía, dios, espíritu, o como quieras llamar, está siendo amablemente implacable a la hora de decirnos que sencillamente nos necesitamos unos a otros. Seamos conscientes. Somos lo mismo.
No hay más que leer los titulares que da el bicho COVID, son aprendizaje puro. El hecho de que tenga que llevar mi adecuada mascarilla para protegerte es mágico en sí mismo.
Y a su vez tú debas llevarla para protegerme a mí. Ilustra de manera cristalina cómo de dependiente es mi existencia respecto al otro. Somos seres relacionales, es nuestra naturaleza. No podríamos existir sin el otro.
Y es toda una lección para mi ego y otros aprendizajes personales, el hecho de que mi persona no es más ni mejor que la otra, es igual. Nos necesitamos.
Más evidente que nunca es la interrelación que hay con el otro. Toda una ilustración, sabiendo que un virus, la naturaleza misma en esencia, ha doblegado a los gobiernos del planeta en un abrir y cerrar de ojos, poniendo en jaque-mate los paradigmas que sostiene esta sociedad del bienestar.
Esta sabia naturaleza también nos dice que, ahora, vienen los tiempos de valorar todo aquello que yo tenía antes del confinamiento, véase familia, amigos, salud, libertad, comodidades, independencia, perspectivas, amor, planes, etc.
Lo más importante es lo que precisamente, en nuestra sociedad materialista, lo verdaderamente importante está de forma gratuita. Otro gran aprendizaje.
Es ahora cuando descubrimos el enorme poder y valor que tiene un abrazo, una cálida mirada, una tierna sonrisa, un beso cariñoso, una altruista sonrisa, el olor de la piel, una llamada sorpresa de alguien querido.
Valioso es todo aquello que no podemos poner en práctica por estar privados en confinamiento cuando ha ocurrido. Es el momento de aprender que lo realmente valioso no tiene precio.
Apreciable es lo regalado que puede ejercitarse entre las personas, siendo lo mejor, que no tiene absolutamente nada que ver con dinero, ni con la imagen, ni con el miedo.
Hoy es momento de valorar lo que tanto echamos de menos en estos tiempos de restricciones, de que seamos conscientes de la suerte que tenemos en muchos casos.
Estos aprendizajes instruyen para comenzar a agradecer de corazón, de sentir respeto, de escuchar, de actuar con empatía, para ser realmente agradecidos……
Paradójicamente, escribo estas líneas un 7 de abril, acabo de percatarme, que es el día mundial de la salud, justo cuando estamos en una crisis sanitaria de proporción planetaria.
Fdo: Roberto del Santo
