Últimos días, recta final, este año se acaba, otro más a la mochila. Yo sé muy mocas cosas, pero apostaría a que no puede volver de nuevo este año. ¿Te hará más pesada la mochila? ¿O está más aliviada? Vendrá otro año. Tras estos días de trasiego emocional, me pregunto cómo de cargado vendrá. ¿Superado? ¿Transmutado? O quizá siguen sin resolverse aquellos aspectos que de alguna manera y de forma sutil, siguen molestándome en mi fuero interno. Pues a ello, queridos amigos. Tomemos las riendas estimadas amigas. Solo depende de ti. Qué decisiones vamos a tomar.
A mi me va bien aislarme un poco. Tratar de ver en la distancia lo acontecido este año. Sin involucrarme emocionalmente. Tomar libreta y bolígrafo, y hacer una especie de acto de constricción. ¿Qué me ha sobrado? ¿Qué podía haber cambiado? ¿Qué hubiera reforzado? Cuales son las vivencias que me han gustado. ¿Qué me ha llenado el alma? Sí, ese es el verdadero termómetro. Lo que me ha hecho vibrar y que sin saber explicar muy bien, o sin hacer falta hacerlo, me encanta. Pues por ahí es la dirección. Más allá de cumplir con las rutinas y las obligaciones. Y seguir puliendo mi minúscula presencia en este mundo, en coherencia con el pulso del universo, concluyendo en base a aprendizajes que la vida no deja de regalarnos.
Me atrevería a expresar, sin equivocarme: realmente somos muy privilegiados, estimados lectores. Porque, aunque la vida me haya puesto este año sorpresas de esas que me dan ganas de vomitar, tenemos la suerte, todavía, de tener el tiempo de nuestro lado. Valóralo. Nos viene otro regalo en forma de un nuevo año enterito.
¿Cuál es tu decisión? ¿Vas a aprovecharlo? ¿Cuál es tu termómetro?
Gracias por leerme, porque me das la vida, y ese reconocimiento lo transfiero a través del proyecto despierta.
