Decir adiós a los apegos

Quedan 3 días para la última jornada del curso sobre gestión del estrés y emociones que estoy dando en la Policía Nacional junto a una compi. La 1ª vez que se enseña y practica meditación a policías. Y por los feedbacks recibidos, ha sido un éxito. Es momento de decir adiós.

Cómo dices adiós

Quedan 3 días para la última jornada del curso sobre gestión del estrés y emociones que estoy dando en la Policía Nacional junto a una compi. La 1ª vez que se enseña y practica meditación a policías. Y por los feedbacks recibidos, ha sido un éxito. Es momento de decir adiós.

Hay asistentes que les gustaría continuar. Buena señal. Para los docentes ha sido un desgaste enorme de ilusión, trabajo y tiempos extra. Es bueno que los ciclos lleguen a su fin. Se da paso a otras nuevas vivencias y experiencias personales. Lo mismo pasa con las personas. Tampoco nos enseña nadie a despedirnos de los demás, por uno u otro motivo.

Hoy estuve en las montañas, en la base del Aneto. El agua de un río es cristalina porque corre libre su curso natural. Si se estanca acaba oliendo mal, se vuelve tóxica. Igual ocurre con las personas. Con las relaciones. Nos cuesta mucho decir adiós. Cuando han cumplido su ciclo, pueden volverse prisiones particulares para los cobardes, quienes quieren seguir en ese estancamiento de relación. Se convierte en una pesadilla que prosigue por no hace frente a los miedos, a la negación para atravesar duelos, lo que lleva a la ira y la paralización de la vida interior. No decir adiós de corazón puede llevarme al sufrimiento. Al no haber autenticidad, quedan tocadas esas relaciones por la mentira, lo tóxico, el desamor y hasta la agresividad. Los apegos condicionados facilitan detenerse en el camino del desarrollo.

Pero si la relación es pura, te anima, te oxigena, contribuye a ampliar tu libertad de ser, sin juicios. Te alimentan al nutrirse de respeto. Igual que el agua que corre sin ataduras. Es y deja ser, sin condiciones. Decir adiós es aumentar tu autoestima. Es darle rienda suelta a tu crecimiento. A tu reconocimiento, y como consecuencia, a la aceptación del otro porque le dejas ser en la misma actitud que le dejas tú. Abandonas cualquier actitud dañina hacia ti. Das paso a que la vida suceda en esos infinitos instantes presentes. Provocas una reacción sana en ti y en el otro. Contribuyes a un mundo mejor. A veces incluso con unas sencilla sonrisa se da la salida a esa sana existencia. Acercas un mundo más normal y honorable para todos.

Y tú, ¿Cómo llevas tus apegos?  

Comparto contigo que la experiencia del proyecto despierta está siendo sublime, y aunque no lo creas, eres parte de ese éxito. Cuando me veas, dímelo ¡ Te diré en privado porqué. 😊

Gracias por acompañarme y estar presente aquí en este ratito.

Si quieres que publique algo de tu interés, envíame un mail.

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