
Cuando estás observándote es cuando estás en conexión contigo, más cerca de ti, de tu ser, de tu alma y de Dios si así lo crees. Da igual el término utilizado. Se experimenta esa conexión, es una intensa y clara vivencia, y para eso hay que estar en observación, sin intromisiones, sin juicios ni valoraciones de ningún tipo, sin que intervenga la mente.
Tu ego hace muy bien su trabajo, que es alejarte de quién eres. Va a distraerte y ponerte mil trampas, hasta que consigas caer. Esto es extrapolable a todas las personas. Te aleja del presente porque ahí el ego no tiene ningún poder. El ego es nuestro falso yo, ese en el que creemos que somos, en el que asociamos nuestro valor como persona, que es la gran engaño del ego. Desde el silencio anulas al ego, a tu falso yo. Con silencio y observación es como te diriges al estado de paz de verdad, y es proporcional en su condición, llevándote cada vez más a la calma, al sosiego interno, a un tipo de certeza inalterable, al término medio de la virtud, sin contaminaciones de ninguna clase. Hacia lo más profundo de tu felicidad.
Tu ego trabajo desde el inconsciente, es su ordenador cuántico infinito. Cuando actúas desde tu ser consciente, estás desarmando al ego. Así es como vas moldeando tu historia real porque desde el momento que estás consciente, estás reescribiendo tu nueva historia de vida. Has tomado el giro que se acerca más a tu propia divinidad personal. Estás sintonizando con tu propia fuente. Aparece tu conexión GPS del lenguaje universal en tu fuero interno. Porque cuando te sientes conectado con tu parte consciente, estás emitiendo desde tu parte auténtica, la genuina, la de todos, la no separada con el universo y la vida mismas, la de la unión y enlace con todos y todo. Ser consciente te hace entrar en la autopista de tu espiritualidad, te abre al campo infinito de las posibilidades, te da licencia sine díe para continuar experimentándote muy alejado de la mente.
Cuanto más te quejas, más de víctima vas, más te alejas de ti. Aquí está el tirano, el ego actuando. Y no nos salva nadie de su existencia. Tan solo reconociéndolo es como vamos a darnos una oportunidad de anularlo. El aroma del ego es la del sufrimiento. Siempre nos da razones y causas para justificárnoslo. Creemos que es real. Lo es. Pero no es verdad. Tu verdad es tu grandeza y enormidad de ser, como la de todo el mundo. Somos los mismo. El ego incita a la separación. A desvincularte de tu vida. La verdadera libertad está cuando hay ausencia de egos. Lo demás son trampas. La vida nos pone constantemente personas, situaciones, hechos que se presentan para aprender lecciones. En realidad son nuestros maestros. Aunque te pese. Aunque al ego le duela. Cuando te encuentres en una situación compleja, pregúntate que te está enseñando esa situación, cual es el aprendizaje, por donde están las lecciones. Si echo balones fuera y responsabilizo al otro, gana el ego. Si no le das ni bola y te percibes en modo aprendizaje y sin juicios, estás en modo consciente, ganas de verdad.
La crítica y la queja constante son del falso yo, del mundo del ego. Vienen generados por el miedo, la envidia, los celos. Y todo eso genera dolor. Desde el momento en que asumes tu propia responsabilidad, anulas al ego. Comienzas a entrar en la influencia de tu parte consciente. Estás en el campo de la verdad y de lo real. Así que dejemos de limosnear amor y mendigar atención. Eso es cuando tenemos 2 años.
La queja es la oposición a lo que es, y eso es locura en toda regla. Si me niego es cuando me someto a la locura. Ese es el idioma del ego. Está solo contra el mundo, confrontado porque el ego se siente amenazado cuando miras desde tu parte consciente. Lo real es que se es. La rebelión del ego es que se niega a aceptar la vida en sí misma. La vida es lo que es. Lo otro es locura, manipulación, celos y un largo etcétera.
Y como el ego, muy a su pesar, necesita del mundo para poder funcionar, como aferrarse a lo material, a los objetos, a atribuirme un valor y características en función a lo que tienes, no a lo que eres. Todo está en el mundo, el ego y su alter, la consciencia.
Y tú, ¿Cuál es tu verdad real?, ¿Te descubres?
Me entusiasma que estés ahora conmigo, juntos. Me alegras el alma ¡¡
Gracias por tu estímulo y estar ahí.
