
Tenemos la manía de vivir anclados a situaciones, personas y objetos que, sencillamente, son tóxicos para nosotros. No paro de verlo. Comenzando por mí. Hay una sinrazón aparente, pero lo cierto es que elegimos seguir con eso que no me gusta, pero conozco, que intentar si quiera, salir de lo que conozco. Nos puede más el miedo a lo desconocido que el miedo a sufrir en sí. Es más sencillo estar paralizado que moverse.
Mirando al legado educativo, cuánto dejaron de decirnos, y por lo que observo, cada vez dicen menos para mostrar el camino de la autorrealización y el encuentro consigo mismo. Sigo pensando que es imposible generar y vivir paz en el mundo en el que vivimos si antes no lo vive la persona dentro sí misma, y nadie más puede hacerlo, por más que se empeñen los distintos adoctrinamientos y apologías que nos rodean.
Tenemos tanto miedo de dejar marchar y soltar lo que conozco, aunque haga daño, quedándonos en esos ambientes dañinos, que actuar hacia las personas, situaciones y objetos que me aportan buen rollo, bienestar y paz mental. Ya te lo digo: encogerse de hombros es lo que más hacemos, la mayoría de veces que saco este espinoso asunto a alguien. Encarar el problema de frente es lo que veo que menos hacemos, empezando por asumir cual es la propia responsabilidad respecto a eso que nos genera infelicidad. Estamos tan enseñados a tirar balones fuera….
Si algo ya no me aporta, ¿Por qué seguimos ahí? Nos anclamos a situaciones tóxicas por inercia, enterrándonos cada vez más en esas malsanas realidades. Valentía. Un paso y luego otro. Nadie nace sabiendo, pero seguro que del cielo no lloverá lo que te alivia. Lo hará actuar en la dirección que haga destrozar esas relaciones emocionales perjudiciales para ti. Aunque no sepamos casi como. Se comienza queriendo. Generando una intención en ti. Colocando creencias positivas que te generen emociones sanas, lo que te llevará a emitir en una frecuencia de vibración energética que te ayude al logro de nuevos objetivos. De alguna manera atraemos lo que somos. Somos presos al no atrevernos a romper hábitos y relaciones que contaminan mi línea de bienestar emocional. Tu libertad está al atreverte a cruzar esas toxicidades que están ahí. Nadie ha estado en el futuro y no hay reglas al otro lado. Existe incertidumbre y bendita sea. Porque el guión está en blanco para que lo escribas. Eso es lo fascinante.
Y tú ¿Tienes toxicidad en tu camino? ¿Qué decides hacer?
Gracias enormes por leerme, porque sin tú saberlo me das la vida, y esa energía la transfiero a través del proyecto despierta, que por cierto, está yendo mejor de lo planteado a las personas de mi trabajo que están asistiendo a mi curso en la Policía, por las felicitaciones que escucho. Eres partícipe de este éxito.
